David Rodríguez Gil es el arquitecto al frente de Sumarq, un estudio de arquitectura, situado en Jaén, que se dedica a la realización de proyectos y consultoría en materias de Edificación, Urbanismo, Rehabilitación y Sostenibilidad.
¿En qué consiste la sostenibilidad en la construcción de un edificio? En general, un edificio sostenible es aquel en el que se reduce al máximo su consumo energético. Estos consumos son generados por la extracción de los materiales empleados en su construcción, el transporte, su puesta en obra, su exposición a las características del clima en el que se insertará, la actividad que desarrollen en él sus usuarios, los residuos generados, etc. Desde los primeros esbozos del diseño inicial estas variables se han de considerar para incorporarlas después con naturalidad al desarrollo constructivo, incluso contemplando la demolición futura. Pero el desarrollo sostenible (y la arquitectura como una actividad humana más) no debe limitarse al ahorro energético. La movilidad, el paisaje, la economía o la igualdad social... son factores a considerar dentro de la visión global que debe perseguir la arquitectura sostenible. ¿Qué papel tiene el arquitecto desde este punto de vista? Bajo mi punto de vista, la sostenibilidad debe ser una cualidad más de la buena arquitectura. Sobre arquitectos y urbanistas recae responsabilidad de diseñar los escenarios en los que se desarrolla la vida en nuestras ciudades por lo que debemos considerar el máximo de variables para conseguir garantizar la calidad de vida del usuario final. Trabajamos para la gente y en cierto modo, su bienestar es nuestra responsabilidad. Por este motivo, desde las fases iniciales del proyecto arquitectónico debemos tener en cuenta objetivos como la luz, la salubridad, el confort, el control del presupuesto.... que no deben estar reñidos con un buen diseño arquitectónico. ¿Cuales son los principales puntos sobre los que hay que incidir para hacer un edificio ambientalmente sostenible?
El objetivo principal de los edificios deber ser reducir al máximo su consumo energético y sobre todo, aumentar la calidad de vida de sus ocupantes. Para ello, algunas estrategias serían: - Analizar las condiciones climáticas del lugar en el que se inserta para aprovechar aquellas que juegan a favor del confort de los usuarios y protegernos de las que lo alteran.
- Emplear sistemas pasivos en el diseño del edificio que minimicen su demanda energética.
- Maximizar el uso energías renovables con sistemas integrados en la edificación.
- Optimizar los recursos y materiales empleados durante su construcción, considerando el ciclo de vida completo de éstos ( extracción, manufactura, transporte y residuos generados)
- Disminuir las tareas y costes de mantenimiento, explotación y uso de los edificios
¿Es difícil encontrar materiales que sean sostenibles? En un mercado en el que está de moda el calificativo “ecológico”, para evaluar correctamente un material de construcción sería necesario conocer su ciclo de vida completo. Esto significa conocer la carga energética asociada a su extracción, fabricación, transporte y posterior reutilización. Aunque esta evaluación es difícil de conocer, cada vez están mas generalizadas las “eco etiquetas” que nos informan acerca de la incidencia ambiental de un producto en relación a otros de su misma categoría. En cualquier caso, siempre hay que guiarse por el sentido común a la hora de elegir los materiales empleados. Por ejemplo, por muy ecológica que sea una madera traída de Finlandia, es más sostenible emplear otro material local que no implique tantos consumos (ecológicos y económicos) en el transporte. ¿Resulta más caro construir bajo criterios de sostenibilidad? En principio, el presupuesto de edificio sostenible no debería ser muy diferente a otro convencional. Que los arquitectos consideremos desde el inicio de la concepción del proyecto aspectos como las condiciones climáticas del lugar, la orientación de fachadas y huecos o el tipo de cerramientos empleados no debe suponer ninguna diferencia de precio para el cliente. El empleo de materiales aislantes especiales, la implantación de fuentes renovables y el empleo de instalaciones eficientes puede suponer un sobrecoste que puede variar entre el 5 y el 15% del presupuesto de obra final. No obstante, este incremento es menor cuanto más se emplean estrategias de diseño pasivo encaminadas a reducir la demanda energética del edificio. En cualquier caso, este gasto se amortiza en algunos años por el ahorro que supone reducir las facturas mensuales de gasóleo, electricidad o agua. Estos ahorros adquieren cada vez peso en más que probable escenario de encarecimiento progresivo del petróleo.
¿Seremos capaces de cumplir con el paquete verde de la UE para 2020? En el año 2020 todos los edificios que se construyan en la Unión Europea deberán conseguir un consumo casi cero, por lo que deben ser altamente ecológicos, tener elevados niveles de ahorro energético y estar alimentados en gran medida por fuentes de energía renovables. Por otra parte para alcanzar los objetivos de la directiva europea conocida como 20-20-20 será necesario una decidida apuesta por la rehabilitación energética del extenso parque edificado que en la actualidad no alcanza las mínimas condiciones de eficiencia. Estas actuaciones no sólo reducen las emisiones de CO2 sino que se además se revierten en una mejor calidad de vida en nuestras ciudades y mejoran la habitabilidad de nuestras viviendas. ¿En qué consiste la certificación energética de edificios? La certificación energética de edificios es un requisito legal que han de cumplir todos los edificios nuevos y que dentro de poco también afectará a los edificios existentes. Se trata de que cada edificio disponga de una etiqueta con su calificación energética (de la A, que correspondería a los edificios más eficientes, a la G, los edificios menos eficientes) y en la que se incluya su consumo estimado de energía y las emisiones de CO2 asociadas. Esta certificación se realizará a nivel de proyecto formando parte de él y al finalizar la ejecución de la obra. La información de la certificación se debe entregar a los compradores de las viviendas (incluyéndola en la memoria de calidades)
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